Colitis nerviosa. Poco o nada que ver con los nervios - Dr. Luis Abraham Jonguitud Muro

Mucha gente padece, o al menos ha oído hablar de la colitis nerviosa, en realidad es un término muchas veces empleado cuando no se puede dar el diagnóstico correcto y generalmente se atribuye a cualquier molestia abdominal.

Las colitis existen, y de muchos tipos, bacterianas, parasitarias, virales, inflamatorias, etc. pero el término correcto, o al menos al que mucha gente se refiere como colitis nerviosa, es el de síndrome de intestino irritable. Sus causas son variables y el tratamiento no es nada sencillo, representa un reto hasta para el especialista más experimentado.

El síndrome de intestino irritable se caracteriza por tres síntomas principales, la diarrea, el estreñimiento o el dolor, a veces se presentan los tres, a veces predomina uno, y generalmente se acompañan de distensión, es decir, el intestino se llena de aire. Predomina en las mujeres, aunque se presenta con cierta frecuencia en hombres y generalmente inicia después de los treinta años.

Las causas son diversas, se asocia principalmente a los hábitos alimenticios, principalmente a la ingesta de algunos alimentos que puedan ocasionar aumento en la producción de gas, aunque en algunos casos se puede confundir con algunas alergias alimentarias como en el caso del gluten, incluso se ha considerado que ambas enfermedades pueden coexistir.

Se ha asociado también a alteraciones de la flora o microbiota intestinal, ocasionadas por el consumo de algunos antibióticos que abaten las bacterias que normalmente se encuentran en el tracto intestinal y ayudan a la digestión de algunos alimentos, pero también se asocia al crecimiento excesivo de dichas bacterias.

El tratamiento se basa en identificar los elementos de la dieta que desencadenan los síntomas, y se debe complementar según sea el caso con modificaciones de la microbiota intestinal y con medicamentos que ayuden a controlar los síntomas, diarrea, distensión, dolor o estreñimiento, dependiendo del que predomine sobre los demás. En el caso del dolor, los analgésicos convencionales no funcionan ya que el estímulo a través del cual se genera el dolor de origen intestinal, es diferente al que se genera, por ejemplo por un golpe.

Las terapias alternativas a través de las cuales se busca “desintoxicar” el colon, ya sea a través de ozono, lavados intestinales o purgas, llevan un alto riesgo de complicaciones ya que pueden alterar de forma significativa estas bacterias necesarias para la digestión, a tal grado que favorecen el crecimiento de otras bacterias o virus dañinos y que son más peligrosos y mucho más difíciles de tratar.

En el caso de la colitis o intestino irritable, es fundamental identificar la causa, descartar alguna enfermedad asociada, apegarse de forma estricta a una dieta adecuada y apoyarse con los medicamentos que faciliten el control de los síntomas.